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Es cierto, los calçots son solo cebollas catalanas, y lo único que varía para que tengan una forma tan diferente es la forma en la que se plantan y se cosechan.

Esta forma de plantar y cosechar es lo que les da un sabor diferente y si no lo has hecho ya debe probarlos.

 

 La gran diferencia se encuentra en la cosecha, y es que la cebolla se planta cerca de la superficie y se deja crecer.

Los calçots se plantan igual, pero después se les calza en la tierra, es decir, se les echa mucha tierra encima del tallo, para que así el tallo crezca hacia arriba buscando la luz.

De esta forma, los calçots obtienen esa forma tan espigada, delgada y alta.

 

Pero los calçots también tienen una serie de propiedades diferentes a la cebolla común.

Las vitaminas A, B, C y E abundan  en la misma proporción que en en la cebolla.

Los calçots a diferencia de su hermana la bajita, son más ricos en minerales y oligoelementos,.

Calcio, magnesio, cloro, cobalto, cobre, hierro, fósforo etc. son algunos de estos minerales.

 

Los calçots consiguen su mejor sabor cocinados a la brasa o al fuego directo, pero en caso de no poder cocinarlos así, el horno y la la plancha siguen siendo muy buenas opciones.

Es muy importante limpiarlos bien antes para quitarles toda la tierra.

 

Aunque lo que no puede faltarles c uando los vas a comer es la salsa Romesco, la otra mitad de la famosa calçotada.

 

La temporada de esta cebolla se alarga de noviembre a mediados de abril, aunque en otros climas más cálidos que el del noreste peninsular se puede retrasar.

En enero y con la fiesta de la Calçotada comienza la temporada alta.

En Frutería de Valencia si sabemos diferenciar entre cebollas y calçots.

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